¿Cómo cobrar el dinero que presté y no me quieren pagar?

Por algo existe el dicho: “presta solo la cantidad de dinero que puedes darte el lujo de perder”. Prestar dinero suele ser una buena acción que se vuelve una situación penosa; sobre todo si se trata de cobrar dinero prestado a un amigo o personas cercanas; es por ello que debes tener claro a quién prestarle y a quién no.

Cuando prestas dinero a tus amigos o familiares, es probable que nunca te lo regresen o se tarden mucho tiempo en hacerlo, quizá por exceso de confianza o simplemente porque lo olvidan.

La verdad es que cobrarles no tendría porqué ser una situación incómoda. Así como ellos tuvieron la confianza de pedirte prestado, con un diálogo sentimentalista y exponiendo sus necesidades, entonces tú no debes sentirte mal al pedir de vuelta tu dinero. A menos que no te importe si pagan o no.

Si quieres recuperar tu dinero sin herir susceptibilidades, ¡aquí te damos 10 consejos para cobrar!

#1 Haz un recordatorio

Aunque no lo creas, todas las personas tienen mil cosas en mente y si la cantidad que te deben es muy baja, seguro no está entre sus prioridades. Ayúdales a hacer memoria. Puedes recordar le tu pago, mandándole un mensajito. Es importante que escribas con un tono amigable, usa frases ocasionales como: “Hola, oye, ¿de casualidad ya tienes el dinero que te presté el mes pasado?”, o si quedaron de depositarte en una tarjeta de crédito: “Hola, oye mi tarjeta ha estado fallando, ¿no tuviste problemas para hacer el depósito?”.

#2 Da flexibilidad PERO define un plazo

Lo más conveniente podría ser acordar un plazo, fecha exacta o el tiempo en que se va a diferir el pago. Actuar como si fueras un prestamista, pero sin cobrar los intereses. El punto es tener una fecha de pago definida para poder ir por tu dinero, o recordar este plazo a la persona sin ningún problema.

# 3 Busquen otra alternativa para recuperar el dinero

Una razón por la que no pagan es porque realmente no tienen dinero. Ante esta situación, plantea la opción de saldar la cuenta en pequeños pagos o con alguna otra alternativa tipo “empeño”. En un caso crítico, piensa qué es mejor: perder un amigo, quedarte sin dinero o que te paguen en 6 meses. La decisión es tuya.

#4 Pregunta directamente si lograron resolver su necesidad

Si te pidieron dinero prestado, seguro te dijeron para qué lo usarían. Un buena forma para pedirlo de vuelta es preguntar: “¿pudiste comprar lo que necesitabas?, ¿pudiste pagar tu deuda?, ¿si te alcanzó el dinero?”.

La pregunta es sincera y directa, y dependerá del propósito del préstamo que te solicitaron. Quizá no recuperes tu dinero inmediatamente después de preguntar, pero al menos le recordarás su deuda y le harás saber que estás al pendiente de la situación en general.

#5 Explica tu sentir o inquietud

Puedes llegarle a tu deudor por el lado “sentimental”, diciéndole lo mal e incómodo que es tener qué cobrarle. También puedes decirle que estás necesitando dinero, o de plano lo decepcionado que te sientes ante su falta de compromiso.

Si es tu amigo o familiar seguramente lo conoces y sabes cómo llegarle al sentimiento. Es probable que si te está aplazando el pago a su conveniencia, logres hacerlo sentir mal y eso lo motive a pagarte más rápido.

Y si de plano no quieren pagar…

#6 Trata con terceros

Si de verdad no te animas a cobrarle directamente tú, opta por pedirle a alguna persona o amigo en común que interceda por ti. Explícale la situación a detalle, pregunta si acepta ser intermediario sin compromiso, ya que su misión podría no ser cobrarle tal cual, sino comentarle al deudor que tú estás necesitando dinero en estos momentos.

Si eliges esta opción, ten cuidado de escoger bien a la persona, alguien que entienda tu situación y no empeore el retraso, diciendo que tú lo mandaste.

#7 Cóbrate, ¡que la cuenta no vaya por tu cuenta!

Si de plano no te quieren pagar, implemente un “plan B”. Esto funciona si la cantidad no va más allá de 300 pesos. Quédate de ver con esa persona para comer, pide un platillo que cueste lo mismo que lo que te debe; en cuanto llegue la cuenta y la vayan a dividir, recuérdale que tiene un saldo pendiente.

Aplica el remedio: “si quieres tú paga, y quedamos a mano con la otra deuda”. Quizá pierdas algunos pesos, pero de eso a nada, al menos disfrutaste una buena comida. Este método también aplica en cualquier salida en la que sepas que la otra persona puede gastar el dinero que se está negando a pagarte.

#8 Vuélvete “consejero en finanzas”

Si te interesa conservar la relación y ves que sus respuestas para aplazar el pago son: “¡No tengo dinero ahora! ¡Tengo muchos gastos! ¡Juro que te pago la próxima semana!” Entonces trata de tener un encuentro con el deudor y darle algunos consejos financieros.

Aunque no seas el mejor experto financiero, puedes incentivarlo a no acumular deudas. Explícale la importancia de administrar mejor el dinero y de suprimir algunos innecesarios gastos como el café diario por la mañana, el “gym al que nunca va”, y todos los gastos fijos que no use en el mes, de esta forma puede tener más dinero para liquidar sus deudas, no perder amistades y tener unas finanzas sanas.

#9 Elige: la amistad o el dinero

Si ya intentaste prácticamente todo y no ves que tu dinero vaya regresar, reconsidera perdonar la deuda si te importa más la amistad; pero nunca vuelvas a prestarle dinero a esa persona o ninguna alguna otra. Aprende de tus experiencias.

En contra parte, si la amistad ya esta muy dañada por esta situación, no dudes en recuperar tu dinero a toda costa, aunque quizá debas acercarte a medidas legales que implican más tiempo y dinero.

Pon en una balanza qué es más importante para ti, y no te sientas mal por decidir una opción, no te desgastes ni pierdas más.

#10 Recapacita antes de prestar dinero

Ten claro que en ninguna de las situaciones anteriores estas exagerando al cobrar tu dinero. Si sabes que esa persona se encuentra en una muy mala racha o en situación demasiado grave tal vez podrías considerar hacer una excepción, pero necesitas valorar cada caso. Usa el consejo que más se adapte a tu situación y como dice el dicho, “cuentas claras, amistades largas”.